Científicos afectados por la prohibición migratoria de Donald Trump

Protesta en Manhattan por la elección de Donald Trump como presidente (Wikimedia Commons)

El pasado viernes, el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que prohibía la entrada a los refugiados durante 120 días, indefinidamente si son sirios, y bloqueaba la entrada de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana «comprometidos por el terrorismo» –Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen–, incluso si son residentes legales y tienen un segundo pasaporte de un país fuera de la lista.

La orden provocó una ola de protestas en las principales ciudades estadounidenses y ya ha sido recurrida por una varios jueces y fiscales de todo el país, comenzando por la magistrada de Nueva York Ann Donnely. La comunidad científica no ha sido ajena a esta súbita política migratoria, y ha comenzado también a organizarse en contra. Más de 12,000 investigadores, entre ellos 40 premios Nobel, han firmado una petición para oponerse a las acciones de Trump. Además, la American Association for the Advancement of Science y la Association of American Universities han emitido comunicados urgiendo al presidente a reconsiderar la prohibición.

La revista Nature recoge en un artículo las voces de preocupación de una veintena de investigadores a los afecta la orden del mandatario. Uno de ellos es el iraní Kaveh Daneshvar, genetista molecular que está terminando su posdoctorado en Harvard y que si viajara fuera de Estados Unidos, podrían no dejarlo entrar de nuevo. O el economista Ali Shourideh, también iraní, profesor en la Carnegie Mellon University de Pittsburgh, Pensilvania. «Siempre he vivido en la asunción que este es un país libre, que una vez que consigues tu residencia legal, no van a sacarte a patadas o hacerte la vida difícil», declara Shourideh, quien tiene en Irán a su madre enferma de cáncer y corre el riesgo, si la visita, de no volver al país donde trabaja.

Nature recuerda que algunos de los ciudadanos a los que se les está impidiendo la entrada con la nueva orden sufrieron persecuciones en sus países de origen, como es el caso de Samira Samimi, glacióloga iraní estudiante en Canadá, a quien detuvo por primera vez la policía de la república islámica a los nueve años por llevar teñido el pelo y pintadas las uñas.

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