Proyecto europeo en el Bristol Bioenergy Centre (CC)
Hacía doce años de la última vez que el gobierno británico había aumentado el presupuesto para ciencia y tecnología, siendo primer ministro Gordon Brown, cuyos planes acabaría frustrando durante casi una década la crisis financiera que estalló en 2008. Esta misma semana, el ministro de Hacienda ha comunicado un incremento para el sector este año de 2,000 millones de libras esterlinas, con una previsión total de 4,700 millones para el años 2020-2021, lo cual supone el mayor aumento de inversión en investigación desde 1979.
La Royal Society respondió el miércoles al anuncio, con unas palabras de su presidente, Venki Ramakrishnan, publicadas en su sitio web. «El ministro ha reconocido acertadamente que el crecimiento económico futuro y la prosperidad dependerán de la mejora de la productividad, y esto a su vez puede ser impulsado por la investigación y la innovación», dice en su comunicado Ramakrishnan, quien destaca que este aumento en la inversión es un paso muy bienvenido justo en el momento en que negocian «los riesgos y oportunidades de salir de la Unión Europea». El presidente de la Royal Society reconoce que se trata de dinero de los contribuyentes ganado con sudor y asegura que harán todo lo posible para aprovecharlo de manera óptima, con «investigación e innovación que estimule el crecimiento en un futuro cercano y apoye los planes del Gobierno para una estrategia de la industria», así como generando «conocimiento fundamental que cree industrias completamente nuevas a largo plazo».
La comunidad científica británica se encuentra inquieta desde que el Reino Unido votó a favor de la salida de la Unión Europea, el llamado Brexit. El gobierno británico no ha dejado de decir a sus investigadores que no sufrirán ningún recorte financiero y a los científicos europeos que residen en su país que no serán expulsados. Sin embargo, un comité parlamentario para Ciencia y Tecnología advirtió la semana pasada en un informe que en el centro de las negociaciones del Brexit deberán estar las necesidades requeridas por la investigación y aconsejó el nombramiento de un consejero científico para que tales negociaciones se centren en temas como la financiación, los recursos humanos, la colaboración, la regulación y las facilidades. Cualquiera que sea la futura política de inmigración, dice el informe, «la movilidad de los investigadores es un factor crucial para el éxito del sector científico del Reino Unido».
Esperan que el incremento del presupuesto para ciencia del 1.7% del producto interno bruto actual hasta el 3% sirva para concretar los propósitos del sector.
