Howard Alper: «El desafío de México es modernizar su sistema educativo»

Howard AlperLa reunión general de la AMC Ciencia y Humanismo II, celebrada en nuestro auditorio entre el 24 y el 26 de agosto pasado, congregó a más de 700 participantes con un centenar de conferencias sobre once áreas de investigación: agrociencias, astronomía, biología, ciencias sociales, física, geociencias, humanidades, ingeniería, matemáticas, medicina y química.

Uno de los investigadores foráneos internacionales fue el doctor Howard Alper, profesor distinguido de la Universidad de Ottawa y miembro correspondiente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), quien abordó cómo puede integrarse la empresa privada y la universidad en el desarrollo científico en la plenaria de la tarde el primer día de la reunión. Con 544 trabajos, 37 patentes y varios libros, su campo de trabajo es la química orgánica e inorgánica y sus aplicaciones en las industrias farmacéutica y petroquímica.

Muy implicado en las políticas que favorezcan la ciencia y la investigación, fue presidente del Consejo de Ciencia, Tecnología e Innovación de Canadá (STIC, por sus siglas en inglés) desde su creación, en 2007, hasta el año pasado, y actualmente trabaja para el Gobernador General –llamado también Head of State, representante de la monarquía inglesa, David Johnston– en una iniciativa para conseguir un mayor reconocimiento mundial de la excelencia en Canadá en investigación.

Usted se ha referido en otras conferencias a la importancia de tener una política de ciencias y a lo importante que es la investigación para la sociedad. ¿Por qué la investigación es importante para la sociedad? Es decir, ¿cómo un individuo cualquiera puede verse afectado por la ciencia?

Hay una amplia variedad de formas en las que la investigación impacta en la gente. Por ejemplo, el desarrollo de nuevos fármacos, que en gran medida alarga la esperanza de vida. En cuanto a nuevos materiales, en la industria motora, el desarrollo de materiales más ligeros para la carrocería de los coches reduce el consumo de combustible, porque pesan menos y por tanto necesitan menos combustible y eso reduce costes. Ya sea que hablemos de la industria motora o la industria farmacéutica, o del medioambiente limpio, la investigación es muy importante. Además, está la energía. México es un país con petróleo y gas, como Canadá. Ambos países enfrentan desafíos, porque el precio del petróleo ha bajado muchísimo, así que es muy importante desarrollar energías alternativas también. En fin, hay muchos beneficios de la investigación para la sociedad en muchos ámbitos.

Como presidente del STIC, ¿pudo ver si sus acciones provocaron algún cambio en las políticas públicas sobre ciencia?

Sí. El primer ministro, o cualquier otro ministro, nos pedían recomendaciones, enviándonos las preguntas para las que querían una respuesta. Normalmente teníamos de plazo dos o tres meses. En el Consejo que yo dirigí, creamos subcomités, grupos de trabajo de seis personas, a los que les dábamos personal, investigadores, material de apoyo, etcétera, y que llegaban a un borrador de la recomendación en cuestión, la respuesta a las preguntas. Ese borrador llegaba a todo el Consejo. El Consejo lo debatía, lo enviaba de nuevo al subcomité con los cambios que tenían que considerar, y normalmente después de eso volvía al Consejo y se votaba para aceptar la recomendación. En los ocho años que lo dirigí, nunca se celebró una votación: operé por consenso. Todos alrededor de la mesa debían estar de acuerdo. Tomaba más tiempo, pero se alcanzaban mejores decisiones. Todo el mundo debía firmar.

Eso es inusual.

Es muy japonés. Así toman decisiones los japoneses. Después iba del primer ministro al gabinete, o si era algún asunto específico, iba al ministerio correspondiente. La razón por la que me detengo en tantos detalles es porque creo que si este Consejo fue tan exitoso es porque el primer ministro preguntaba qué debía hacer. Preguntaba, no pedía: es muy diferente. Hay otras maneras de actuar. Pero a usted le preguntan: dígannos cuáles son las investigaciones y desarrollos prioritarios para el país los próximos cinco o siete años. Eso fue lo primero que el primer ministro nos preguntó. Y respondimos. Y ni una sola página del documento, ni una palabra, se cambió a la hora de su aprobación. Como el viceministro me dijo: «Ahora su Consejo tiene credibilidad instantánea en los más altos niveles de gobierno». La media de éxito de nuestro Consejo era de casi setenta por ciento. La media de éxito en Estados Unidos es de alrededor de veinte o treinta por ciento.

Se puede pensar en muchas razones de este éxito, pero esta es la más importante: si tú eres ministro y preguntas al Consejo sobre algo sobre salud o energía o medioambiente o lo que sea, y recibes la recomendación, al menos pensarás en ello, lo discutirás con tus colegas, lo debatirás y actuarás, y las perspectivas de éxito son mucho más altas que si yo, como miembro del Consejo, digo «¿Sabe? Esto es importante. Hágalo, aquí tiene cómo hacerlo». Puede funcionar, y en algunos casos sí funciona, pero las perspectivas de éxito son más bajas. Y también significa que los líderes del país consideran importante saber cuáles son los temas prioritarios de aquí a cuatro o cinco años.

Se necesita un gobierno, que esté consciente de los desafíos. Si tiene un gobierno al que no le importa la ciencia, la investigación, es muy difícil…

Tiene mucha razón. Y ¿sabe?, muchos ministros en Canadá, cuando se sientan en el gabinete para discutir cualquier cosa, piensan en la ciencia y la tecnología, en tanto que en otros países hay solo un ministro de ciencia. Hace dos años y medio, estuve aquí en una reunión memorable. Los senadores y diputados mexicanos se reunieron en una reunión sobre ciencias durante más de dos horas, y yo me quedé muy, muy impresionado porque cada uno de ellos, después de hablar yo durante cuarenta minutos, hizo preguntas, sobre diferentes temas. Estaban comprometidos. En los últimos veinticuatro meses en los que fui presidente del STIC, fui a 32 países y la reunión más estimulante fue la de México. Y les dije esto: nunca me había juntado con un grupo donde todos tuvieran preguntas. Por supuesto hay muchos asuntos que están presionando en el país. A veces asuntos que impactan al país de manera negativa, como el precio del petróleo. Eso impacta en cuánto puedes invertir, no solo en ciencia sino en cualquier cosa: educación, etc. Y hablaré de esto esta tarde: la ciencia, y particularmente la educación, es la clave del futuro de una nación. Sin esa base, se minimizan las oportunidades de que cualquier persona desarrolle exitosamente una carrera satisfactoria, no importa cuál. La educación es la clave para el resto de tu vida. Tener acceso a la educación, educación de calidad, eso es lo primero, antes que todo lo demás.

Diría que la educación es lo más importante para desarrollar la ciencia y la investigación en un país.

Para todo. No importa si eres un filósofo, o un ingeniero mecánico, o un poeta. Yo solía escribir poemas.

¿De verdad?

Eso me ayudó a formarme la manera en que escribo. Hay que educarse en la creación de las artes, tan importante como en ciencia y la tecnología. No es una o la otra: es tener una educación amplia y de excelencia.

¿Cuál diría que es el mayor desafío para México, el más urgente?

Creo que el mayor desafío, o la mayor oportunidad, está en la educación, porque el país se ha convertido en una auténtica central eléctrica –globalmente está entre las quince primeras del mundo–, justo igual que Corea. Yo fui testigo del cambio en Corea, de treinta años acá. Hace treinta años era un país mucho más pobre de lo que México era en los ochenta, y México ciertamente ha mejorado mucho desde los años ochenta. Y el sistema educativo en Corea es excelente. Mire el desempeño de los estudiantes de secundaria en diferentes exámenes en Corea: está entre los mejores del mundo en eso. Diría que modernizar la educación escolarizada es una prioridad fundamental. Y requiere que los gobernantes fortalezcan el papel de los directores de escuela, para dirigir la escuela a los más altos estándares. Los sindicatos son importantes –protegen los derechos de los trabajadores, sus salarios, cosas así–, pero también tienen que encaminarse a los más altos estándares. Y no pueden dirigir escuelas. Eso es responsabilidad de la dirección. Y eso es lo que ha descubierto Sudáfrica y está mejorando. Y eso es lo que hizo Corea, hace veinticinco o treinta años. Tener un excelente programa, cómo aprenden los niños, es importante. Por ejemplo, aprender haciendo pequeños experimentos, no solo aprender de memoria. La memoria es importante, especialmente en matemáticas, pero tienen que aprender conceptos y haciendo pequeños experimentos, con grupos de dos niños y dos niñas, debatiendo, porqué el aceite es más pesado que el agua, etcétera, aprenden los conceptos extraordinariamente bien. No solo eso: un beneficio adicional es que aprenden cómo construir argumentos sobre un asunto cualquiera. Aprenden a comunicarse. Así que el desafío y la gran oportunidad de México es modernizar su sistema educativo.

En el nivel universitario tienen excelentes reconocimientos, y no todos los países pueden jactarse de ello. Yo soy de un país que no tiene universidad privada. Es sorprendente. La universidad pública es fundamental, y Corea es número uno, Canadá número dos, en términos de proporcionar estudiantes con título universitario: más de la mitad de la población. Cuando la mitad de la población tiene como mínimo un título de licenciatura, eso extiende la capacidad de tener una gran variedad de ocupaciones exitosas.

Después hay desafíos como el narcotráfico, que son tristemente delicados, pero a pesar de esos desafíos, debemos seguir adelante. Sudáfrica fue un país con apartheid y hoy es el país más inspirador del mundo, porque fueron capaces de hacer ese esfuerzo de manera pacífica. En Sudáfrica fui a una secundaria que lleva a cabo un proyecto piloto. En esa secundaria, que está en un barrio pobre, no hay problemas de disciplina ni problemas de ningún tipo. Noventa y seis por ciento de sus alumnos van a estudiar una licenciatura y los niños nos decían: esta es la ruta de salida de la pobreza, que yo llegue a la universidad.

¿Así decían?

Así decían. El lema de la escuela es «No excuses, just success» [No hay excusas, solo éxito]. Es un lema maravilloso.

~ Yaiza Santos

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Vea aquí la plenaria del doctor Alper:

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