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La Academia Mexicana de Ciencias (AMC) ultima todos los preparativos para la XXVI edición de la Olimpiada Nacional de Química, que se celebrará en San Luis Potosí del 26 de febrero al 2 de marzo. Dirigido a jóvenes estudiantes de enseñanza media de todo el país, la AMC organiza este certamen en colaboración con la Facultad de Química de la UNAM, la Asociación Mexicana de Química Analítica y la Sociedad Química de México, en el marco de las Olimpiadas de Ciencia, que el año pasado celebraron su vigésimo quinto aniversario.
Los participantes de la olimpiada nacional son los ganadores de las respectivas olimpiadas estatales. En ambas, deben ser estudiantes inscritos en alguna institución mexicana de enseñanza preuniversitaria, y pueden competir en dos niveles distintos según su nivel de estudios. Entre los ganadores de la competencia nacional, se seleccionarán a seis estudiantes (cuatro titulares y dos suplentes), que representarán a México en los certámenes internacionales.
El doctor Mauricio Castro, director del concurso junto la doctora María Antonia Dosal, destaca que desde su primera convocatoria, la Olimpiada Nacional se ha ido abriendo más a todo el país. «Cuando iniciamos, era notorio que el Distrito Federal aportaba la mayor cantidad de estudiantes. En 25 años, esto cambió». Castro cuenta que desde entonces, se fueron armando en ciudades de provincia «clubes de ex olímpicos» que animaban a los chicos a participar y, poco a poco, el concurso perdió el cariz centralizado que tenía. Hasta el punto de que hoy son participantes de ciudades fuera del Distrito Federal los que tienen mejor desempeño.
La logística del certamen recae en la AMC, con la ayuda local del Consejo Potosino de Ciencia y Tecnología (Copocyt) y la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP). Carmen Quintanar, quien se encarga de las labores administrativas del programa, afirma que las delegaciones se están inscribiendo esto días y que tendrá la lista preliminar de los concursantes la próxima semana. Cada delegación, una por estado, puede llevar hasta seis estudiantes más un delegado, quien es nombrado por la propia AMC y organiza previamente la olimpiada estatal.
La doctora Norma Gazcón, delegada de San Luis Potosí, el estado anfitrión, destaca de los objetivos del concurso poder atraer a los jóvenes al área de la ciencia que más les agrade. Porque «la química necesita gente que se comprometa pero que también les guste».
Los delegados estatales no conocen las preguntas de las pruebas teóricas y prácticas, de lo cual se encarga el comité nacional, presidido por los doctores Dosal y Castro e integrado por Ernestina Cervera, Ramiro Domínguez, Fernando León, José Manuel Méndez, Gloria Pérez y Octavio Reyes. Los criterios del temario se discuten en reuniones previas a los concursos estatales y se apegan al nivel de las competencias internacionales, que, asegura el doctor Castro, son muy elevados, «de maestría e incluso doctorado».
Este año, la Olimpiada Internacional de Química alcanza su cuadragésima novena edición y se celebrará en Tailandia del 6 al 15 de julio. México participó por primera vez en una olimpiada internacional de química en 1992, en Estados Unidos, y desde entonces ha conseguido ocho medallas de plata, 34 de bronce y 13 menciones honoríficas. El doctor Castro hace hincapié en que las medallas de oro no son tan importantes como el hecho de que cada vez más escuelas y estudiantes participen en los concursos estatales y nacionales. «El objetivo es promover la ciencia dentro de los jóvenes de todo el mundo», asevera.
En cualquier caso, a nivel iberoamericano, como recuerda la doctora Gazcón, «sí somos potencia». México se mueve entre los tres primeros puestos, junto a Brasil y Argentina, y siempre que se ha presentado ha conseguido alguna distinción. En total, 18 medallas de oro, 32 de plata, 21 de bronce y una mención honorífica.
